jueves, 20 de enero de 2011

Por el fortalecimiento de nuestra cultura histórica y sísmica. Por la perdurabilidad y accesibilidad de la información

Cuando investigadores de la UCLA (University of California, Los Angeles) y de San Diego State University (SDSU), averiguaban todo lo relacionado con el sismo del 23 de febrero de 1892, nacido en la falla de la 'Laguna Salada', toparon con una sólida pared: No había suficiente información para entender lo que había ocurrido.

Por eso, en el apartado 'Discusión' de su ensayo, publicado en la Revista 'Calafia' (Volumen V, # 3, septiembre de 1984), establecen: 'La falta de información histórica respecto a los temblores de Baja California es el resultado de..... factores tales como el bajo nivel cultural...'.

De eso ya han pasado casi 27 años, y las cosas no cambiaron mucho. La falta de información valiosa, que refleje la realidad de un hecho, que permita entender un acontecimiento, que nos haga sentir como si hubiéramos estado presentes, es casi nula.

Digamos, que dentro de 50 años, cualquiera de las fallas geológicas que cruzan esta región, libera energía suficiente como para provocar un sismo arriba de M= 7.0, y que entonces, algún curioso (con mas preocupación social que convicción científica) comience a averiguar toda referencia pasada, para entender sobre terremotos y tranquilizar el alma.

Ubica, gracias a la tecnología disponible en el 2060, los diarios de abril del 2010.
Emocionado, comienza a revisarlos, se detiene en la edición del 5 de abril, observa las fotos, revisa los días posteriores, y en algún momento siente que ha comprendido todo; sin embargo, al pasar los días, al procesar la información, le queda la sensación de que algo está incompleto:

Sí, tiene claro lo que dijo el gobernante, los voceros del sistema de protección civil, la autoridad policiaca, pero lo que jamás sabrá, es cómo se vivió ese M=7.2, de qué forma se movieron las casas, cuál fue el comportamiento de las mascotas, los llantos, los gritos, la resignación ante la creencia de que se trataba del apocalíptico 'Big One', el desconcierto al final de los 89 segundos, la activación automática del sismógrafo integrado que cada cachanilla tiene ('fue de 8.0').

Ninguno sabe, con precisión, qué logrará sobrevivir al paso del tiempo, al perfeccionamiento de la tecnología informática; es difícil saber si el internet seguirá como hasta hoy. Nadie asegura que este blog podrá leerse (gratis o pagando alguna cuota) dentro de algunas décadas.

Hay dos problemas que deben solventarse: La falta de información valiosa, y la seguridad de que podrá perdurar y consultarse con sencillez. Para el último de los casos, ya existe una corriente de individuos que trabajan en garantizar la perdurabilidad de las producciones de internet, aun después de que el productor fallezca ('Cyberspace When You’re Dead', NY Times, 5 de enero de 2011; disponible en http://www.nytimes.com/2011/01/09/magazine/09Immortality-t.html?_r=2&pagewanted=1&hpw); eso, suponiendo que internet seguirá exactamente igual que como lo conocemos ahora.

Lo de la información valiosa (además de útil y eficaz) es más complicado, en primer lugar, porque para eso es necesaria una modificación cultural que nos lleve a darle la misma validez a un hecho trascendente y a las nimiedades que lo rodean, pero sobre todo, a documentarlo. Mientras solo pensemos en el presente, seguiremos atorando el crecimiento de las generaciones futuras, sobre todo las de aquellas que incluso aun no nacen.

(La recompensa de hacer bien el trabajo, desde ahora, será que, para cuando ocurra el próximo terremoto, la cultura sísmica estará fortalecida gracias a nuestra decisión de incrementar la circulación y accesibilidad de la información).

Sin embargo, hasta el día de hoy, la mejor solución (pensando en el ciudadano del futuro), y una vez superada nuestra incapacidad para documentar no solo hechos trascendentes, sino nuestra vida cotidiana (al más puro estilo de los cronistas españoles, durante la conquista: No dejaron pasar casi ningún detalle), es el documento impreso en papel.

La tecnología de tinta y papel en el siglo XXI no garantizan la durabilidad (a final de cuentas, existe la presión por conservar el medio ambiente, la esencia del desarrollo sustentable), a pesar de ello, la posibilidad de poder consultar información valiosa de inmediato y con éxito, cuando se requiera, es mas alta, en documentos tangibles físicamente, que en medios cibernéticos.

A final de cuentas importa el medio, porque, ya sabemos: Es el mensaje…

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