Tal vez existan rumores constructivos (de ser así, seguramente, son los más impopulares y por lo tanto, de vida corta), o quizá sea posible darle un cauce, a ese ruido confuso de voces, hacia un destino menos dañino. A continuación un extracto, del clásico de la literatura, 'El Criticón', de Baltasar Gracián, publicado en 1651, en el que refiere al tema. (Nota: Se respeta la redacción original, en el castellano del siglo XVII):
'Corrían actualmente algunas bien desatinadas:... que había de venir un terremoto y habían de quedar todas las casas por tierra. ¡Pues ver lo que se iba estendiendo un disparate déstos, y los muchos que se lo tragaban y bebían y lo contaban unos a otros! Y si algún cuerdo reparaba, se enfurecían. Sin saber de dónde ni cómo nacía, resucitaba cada año un desatino, sin ser bastante el desengaño fresco, corriendo grasa. Y era de advertir que las cosas importantes y verdaderas luego se les olvidaban, y un disparate lo iban heredando de abuelas a nietas y de tías a sobrinas, haciéndose eterno por tradición'.
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