martes, 17 de mayo de 2011

El terremoto del 18 de mayo de 1940

Un 18 de mayo de hace 71 años, ocurrieron en la región, una serie de 13 sismos en un lapso de 6 minutos, que incluyeron uno de 7.1 grados. Dichos eventos, fueron útiles para mejorar la investigación sismológica.

Por Luis Mendoza Garcilazo
Investigador del Cicese

(La relevancia del terremoto del 18 de mayo de 1940, en la falla Imperial, en la sismología y la ingeniería de terremotos.)

La falla Imperial fue ubicada en mapas, como resultado del sismo del 18 de mayo de 1940, por el geólogo John Peter Buwalda y por el físico y sismólogo Charles Francis Richter (coautor de la escala de magnitud Richter) y dada a conocer en 1941.

El acelerograma de este terremoto tuvo relevancia en la ingeniería de terremotos, considerando que su amplitud y duración del movimiento, para esa fecha, era el mayor terremoto registrado instrumentalmente.

Estos parámetros de duración y amplitud del movimiento del terreno, son los factores principales que controlan los daños, por lo que este registro y el haberlo obtenido a una distancia cercana al epicentro (8 km) y con daños, permitió iniciar la correlación entre aceleraciones y daños a edificaciones y terrenos.

En sismología se le llama ´evento´, a la liberación de energía elástica en un plano de falla, y que genera fases sísmicas que pueden ser identificadas como una secuencia de ondas P, S y ondas superficiales.

El terremoto del 18 de mayo 1940 ocurre a las 20:37 hrs tiempo local, en una serie compleja de 13 eventos en un lapso de 6 minutos, a lo largo de una falla de longitud de 30 kms con rompimiento superficial de deslizamiento horizontal promedio de 2.7 metros, y con valores máximos de hasta 3.3 metros en las inmediaciones de la frontera México-E.U., y en las inmediaciones del ejido Saltillo en el valle de Mexicali.

De los 13 eventos, el de mayor magnitud ocurre en el extremo sureste de la falla (ejido Saltillo) con un magnitud de momento, estimada después de múltiples revisiones, de M=7.1, según notas personales de Gutenberg.

La ubicación de epicentros y su profundidad asume simplificaciones válidas, por el hecho de solo contar con información de 2 instrumentos de registro en campo cercano, instalados en El Centro, California, en el lado poniente de la falla, por lo que no se cuenta con buena cobertura para localizaciones epicentrales.

Se asume, que la profundidad máxima de eventos es del orden de 7 kilómetros y que la secuencia de 13 eventos ocurre a lo largo de la falla Imperial. Con el análisis del acelerograma se establece que los 3 primeros eventos ocurren cercanos a El Centro y Caléxico y el número 4, el de mayor magnitud, en las vecindades del ejido Saltillo, por lo que la ruptura inicia en el segmento norte de la falla y migra hacia el sur y luego en segmentos entre ambos extremos.

La secuencia establecida es:

# Evento M local estimada Magnitud de Momento

1: 6.0*

2: 6.1*

3: 5.7*

4: 6.4* 7.1

5: 5.0

6: 4.4

7: 4.4

8: 5.4

9: 4.8

10: 4.5

11: 5.2

12: 4.7

13: 5.8

*Los primeros 4 eventos ocurren en 25 segundos y el resto hasta completar 6 minutos.

La diferencia entre la magnitud local y de momento estimada, puede ser debido a que para la estimación de magnitud local (Richter) solo se usan datos instrumentales y estos sólo estaban hacia el norte y este de la falla. La ruptura se propagó hacia el sur enfocando su mayor cantidad de energía en esa dirección, donde no se contaba con ninguna instrumentación.

La magnitud de momento incluye además de datos instrumentales, mediciones de campo, ubicaciones de réplicas y profundidades por lo que fue un excelente ejercicio de calibración entre magnitudes.

El acelerograma de este sismo también permitió, con los avances realizados hasta 1970 y su análisis, establecer velocidades de propagación de las ondas superficiales Love y Rayleigh en esta zona, con valores entre 1 a 3 km/seg. Estas ondas en el sismo de abril de 2010, mostraron las mayores amplitudes de movimiento y por su orden de llegada posterior a las ondas S, es factible sean las generadoras de los mayores daños en el valle y ciudad de Mexicali.

No se debe perder de vista, que este sismo ocurrido hace 71 años, solo contó con registro en dos estaciones acelerográficas en el área del valle Imperial; actualmente la ciudad de Mexicali cuenta con 10 estaciones, por lo que será posible confirmar el efecto de estas ondas superficiales en las edificaciones de Mexicali.

Este terremoto fue un paso en el entendimiento del fenómeno y su efecto de ruptura y directividad, asi como en la propagación de ondas superficiales, por ello es muy conocido en todo el mundo y en la comunidad sismólogica e ingenieril.

lunes, 16 de mayo de 2011

En prevención, no hay que bajar la guardia

Los expertos en esta materia coinciden: Debemos prepararnos para escenarios más complicados que el ocurrido el año pasado, es decir, debemos ir un paso adelante en prevención.

Por Luis Mendoza Garcilazo
Investigador del Cicese

A la pregunta de SI ESTAMOS PREPARADOS, sigue quizá otra, ¿PARA QUE EVENTO?, ¿para uno similar al de abril 2010, o para uno más severo para la zona urbana?

El tema de preparación, en mi opinión, debe ser desarrollado como un proceso gradual, permanente, por el hecho de que el crecimiento poblacional es continuo y viene con más estructuras e infraestructura, servicios, etc.

En mis visitas a diferentes sectores, estoy planteando que la preparación debe ser de TODOS los sectores, gubernamentales, privados y toda la comunidad.

Pero, ¿para qué tipo de evento? para uno que no sabemos cuándo, pero del cual tenemos idea cómo puede ocurrir y de dónde venir, pero no cómo serán sus efectos y daños por la falta de investigación aplicada a esos escenarios.

Como bien dices (leer en este mismo blog 'NO estamos preparados para un terremoto... pero deberíamos'), un M=5 con hipocentro superficial en la zona urbana, puede resultar en más pérdidas de vidas que el 7.2 del valle, y eso abre un abanico de escenarios que obliga a no confiarnos, ni bajar la guardia.

sábado, 14 de mayo de 2011

NO estamos preparados para un terremoto... pero deberíamos

Cuando preguntan si estamos preparados para un terremoto, supongo que el ciudadano interesado, desea saber si los edificios son resistentes, y si hay capacidad de respuesta de los cuerpos de emergencia; ante eso es importante establecer (tomando en cuenta lo señalado por los expertos, cuyas opiniones las puedes ubicar en este blog) que:

1) NO existen las construcciones indestructibles. Incluso, un terremoto de M= 5.0 que atraviese la zona urbana, pudiera causar más estragos que el del 4 de abril de 2010. Son varios los factores que intervienen, uno de ellos, es la profundidad del hipocentro.

2) El hecho de que una edificación haya librado el M=7.2 sin aparentes daños mayores, no la convierte en un superedificio, solo los expertos en peritaje pueden determinarlo (y aun no tenemos una idea clara de las condiciones de los edificios, sobre todo los públicos).

La creencia de que 'si mi casa aguantó uno de 7.2, puede aguantar cualquiera', es un razonamiento equivocado y peligroso.

3) La zona urbana de Mexicali cuenta únicamente con 3 (tres) estaciones de bomberos y 2 (dos) de la Cruz Roja, para atender a una población de casi 1 millón de personas. Partiendo de ese dato, podemos establecer conclusiones.

Sobre este aspecto, existe otro razonamiento falaz, y es que algunos mexicalenses suelen estar tranquilos al pensar que ante una catástrofe, tendríamos el apoyo del gobierno de California. Pero olvidan que un terremoto en cualquiera de las fallas que nos rodean, afectaría a localidades de ambos países, y el gobierno norteamericano acudiría, primordialmente, en auxilio de sus connacionales.

4) Dicen los expertos que la mejor protección es la prevención, y nuestra cultura preventiva ante desastres naturales es prácticamente nula. Tendemos a depender de las acciones de otro, y en este caso, de la autoridad, sin considerar que en nuestro hogar, somos nosotros los que tenemos la palabra.

Una preparación hogareña elemental debería de incluir, el reacomodo o retiro de los ornamentos (figuritas decorativas, candelabros, cuadros de pinturas, fotografías), hasta la reubicación de los tanques de gas, los aparatos de refrigeración, y cualquier otro elemento superfluo o no, que solo incrementa el riesgo de convertirse en proyectil o estorbo ante un terremoto.

5) El problema de los sismos es la inminencia, es decir, sabemos que el terremoto va a ocurrir, pero no sabemos cuándo (es más, no estamos seguros de si viviremos para vivirlo. Miles de mexicalenses, por ejemplo, los que fallecieron antes del 4 de abril, nacieron y crecieron, sin sentir un movimiento brusco de la tierra).

Y el problema se incrementa (irónicamente) cuando deja de temblar, o cuando deja de ser perceptible al humano (por lo general, movimientos menores a M= 3.0), porque el sentido de alerta desaparece, y con ello, la preocupación e interés por mejorar nuestra capacidad de preparación y reacción.

Reconocer que vivimos en una zona de alto riesgo debería servirnos para actuar, y no solo como motivo de orgullo mal entendido: 'Somos ultra resistentes, soportamos calores y terremotos'.