Las campañas de prevención tienden a fallar, porque se atoran con nuestros rasgos más elementales o primitivos (con los que fuimos diseñados) como el miedo, la lucha por la sobrevivencia y la posterior explicación del hecho.
En términos generales, el residente de Mexicali está más alerta ante la idea de buscar sus propios patrones explicativos, y (los más peligrosos), los predictivos.
Y ocurre, que ante el gasto de energía mental por adivinar o predecir, cuándo ocurrirá el próximo temblor, se deja de lado el aspecto más elemental: Qué estoy haciendo en mi entorno para aminorar los daños potenciales.
Lo más recomendable es, dejar a los científicos que sigan en la búsqueda de patrones de predicción (tal vez lo logren, aunque todo indica que no será pronto), y que tú, te dediques a lo que sí tienes control.
Recuerda que NUNCA desaparecerán los terremotos...